martes, 18 de mayo de 2010

Ajedrez



Mi pieza favorita es la torre. Me gusta como surca el tablero de lado a lado, arrasando con toda pieza que encuentre delante. La dama blanca también me gusta, pero es más traicionera, más ambiciosa. La dama es libre, y la libertad sin control es perjudicial, es libertinaje. Es por eso que, a los jugadores principiantes como yo, les aconsejan cambiarla rápidamente. A mí no me gusta hacerlo, porque la dama blanca es mi símbolo. Yo soy poder, soy ambiciosa, soy traicionera. Me encantan las descubiertas y las clavadas, jugar sucio. "El fin justifica los medios" solía decir. Y he aquí el mayor problema. Sobre la dama recae demasiado peso como para dejarla actuar a su antojo. Básicamente todo el tablero depende de las dos damas, y si la dama blanca cae, todas las piezas blancas caen con ella. La dama blanca tiene responsabilidades, prioridades que se deben respetar. Desarrollar los alfiles, caballos y torres. Dominar el centro con los peones. La dama blanca, aún siendo la más poderosa, la más libre, la más convincente, necesita de unos mínimos para poder sobrevivir. Porque hasta el ser más maligno, repugnante y sin escrúpulos del tablero, necesita de unos apoyos, de unas pautas. Y es aquí cuando entra en juego el rey. El rey es la ley, los derechos y los deberes de cada pieza. Si la dama no obedece al rey, si no lo respeta y lo protege, acaba caída, haciendo caer con ella toda la sociedad. Entonces queda claro que la dama debe ser cuidadosa y responsabe, a la par que poderosa y libre, siendo por tanto, el rol más difícil de llevar. El fin no justifica los medios, así queda establecido. Es por eso que los peones son más numerosos, las piezas más inofensivas y más débiles. Sin embargo, los peones son damas blancas en potencia. En realidad son mejor-damas en potencia. Cuando el peón, sino es destruido por el camino y llega a la fila 8 tras atravesar todo el tablero, es coronado con un nuevo rol, llegando a evolucionar. La promoción del peón nos brinda nuevas damas, y digo mejor-damas porque éstas ya no juegan un papel tan difícil en el tablero. Al haber crecido a lo largo de la partida, estas mejor-damas no son tan irresponsables como la dama original. ¿Por qué? os preguntaréis. Porqué como dijo Hobbes, "El hombre es un lobo para el hombre", las piezas de ajedrez son sociales, se necesitan unas a otras para lograr su objetivo, necesitan una educación. ¿Qué es un caballo sin un alfil? ¿O una torre sin su compañera? Nada, señores, las piezas por ellas solas no són nada. Rey versus rey acaba en tablas, no hay nada que hacer.


Pero mi pieza favorita es la torre, no por gusto sinó por comodidad. Y es que la torre blanca no tiene la responsabilidad de la dama. La torre acecha en la sombra, custodiada por peones. Amiga del rey, es menos alocada que la dama, más protectora y ayuda todo lo que puede a sus piezas. Es, junto a su compañera, la pieza más poderosa después de la dama. No suele salir de su guarida hasta el final de la partida, cuando ya el peligro ha pasado. Es la pieza más fiel, pues se expone al enemigo por cubrir a su rey enrocándose. La torre es una pieza noble y cuando la dama y los peones fallan, las dos torres blancas son las encargadas de dar el jaque mate.


Porque yo, en el fondo, no soy ni una dama ni un peón. Soy una torre, cobarde, fría y vaga. Cobarde por no atreverme a salir de mi escondite, fría por no arriesgarme a mostrar mi yo, vaga por no querer esforzarme por mejorar. No obstante, a la vez soy fuerte, poderosa y traicionera. Soy una torre frustrada, una torre que quiere ser dama pero sin pasar por la etapa de peón.

1 comentario:

  1. muy lidno me gusto mucho.. aunq disputo en una cosa la mia es el peon (la piesa que puede ser la q desa, de a un pasito x la vida, pero a la larga un peon es esencial)
    Esta frace deslumbra "Yo soy poder, soy ambiciosa, soy traicionera. Me encantan las descubiertas y las clavadas, jugar sucio." jeje
    esta otra me hice reir no lo tomes a mal "Soy una torre, cobarde, fría y vaga." jeje un detallito sobre la torre es q pese a su guarida y rincon del tablero tiene la agilidad de intercambair el rey en el primer movimiento de dicha piesa sacrificando su posicion de reposo y estabilidad permitiendole gozar al rey en un rincon de seguridad, perdiendo su refugio y quedando en plena zona de influencia..

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